Días atrás, curioseando con mi péndulo, mi hijo se interesó por lo que hacía y me preguntó qué es lo que estaba haciendo. Busqué las palabras adecuadas para que me pudiera entender y le expliqué que estaba midiendo la “fuerza” que tenían los objetos.
En seguida salió corriendo y me vino con su peluche del Spiderman y me pidió todo entusiasmado que midiera la fuerza que tenía. Lo testé y su frecuencia era baja, unas 2000UB.
¿Baja?– me dijo. Si Spiderman es muy fuerte! Le expliqué que era un muñeco desprovisto de vida y que a diferencia de las personas, plantas y animales,… su nivel energético sería más bajo.
Y continué: Vamos a medirte a ti y verás como tu tienes más fuerza! Y sí, efectivamente, su nivel energético era mucho más elevado. Para él, el hecho de pensar que pudiera tener más “fuerza” que el muñeco de Spiderman era todo un acontecimiento!
Los niños tienen otra percepción de las cosas…
La sorpresa la tuve yo cuando testé a otro peluche. Cuando acabé de testar a mi hijo se quedó pensando en lo que acababa de aprender y cogió a su peluche favorito. Y me dijo triste: Si Spiderman tiene poca fuerza entonces Simba qué?
Cogí a Simba y le dije: pues como es un peluche tendrá más o menos la misma fuerza que Spiderman… Lo testé y me quedé sin palabras. Lo volví a testar una y otra vez. Resulta que Simba tenía una vibración energética mucho más elevada que Spiderman. Volví a testar a Spiderman y a Simba y el resultado era evidente… Testamos varios peluches y aquellos a los que él tenía más aprecio coincidía que tenían más frecuencia.
Simba es un peluche que ha acompañado a mi hijo prácticamente desde que nació. Ha viajado con él donde él ha ido, duerme con el, juega con el y le da todo su cariño.
Es increíble como dos peluches hechos de un material parecido pueden vibrar tan distinto. La diferencia radica en el AMOR hacia ellos…
En estas fechas que hay tanto consumismo y ahora que se acerca la noche mágica para los niños ,debo decir como reflexión que no es tanto la cantidad de juguetes que puedan tener nuestros hijos sino el valor que le damos a lo que tienen y a lo que consiguen.
No sólo referente a ellos sino nosotros como adultos debemos dar el paso para confiar en nuestro valor interno, querernos a nosotros mismos y tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Las cosas hechas con amor responden a otra magnitud…
Eva Morral 04/01/13