Mensaje

1_KzENqgmGES4a1rlEanPGBALos dedos de tus manos siguen las órdenes de tu mentira, te guían para contemplar sus creaciones. Tus ojos parpadean obedeciendo cada estímulo de sus garras de deseo. Tus piernas se arrastran por la fuerza de ella, la mente, la mentira. Tu respirar es un mecanismo entre otros que ha creado para que creas todo como parte de una realidad, en la que tiene todo una lógica, un fin, y un principio. Ella se mueve sigilosamente, te envuelve, te abduce hasta hacerte creer que no ha pasado nada y que has vivido una historia real.

Una vez le dije a Jesús: ¿Ves aquellas personas pelando patatas y dejándolas en el cesto?

«Jesús me escuchaba atentamente.» Pues es lo que la mente hace con todos vosotros, os quita capas sin que os deis cuenta, para que seáis utilizados en el momento más adecuado en el alimento de su codicia.

Jesús: ¿Y quién la creó? «me preguntó»…

Y yo le respondí: la incomprensión, la pregunta, la duda.

Entonces Jesús comenzó a observar sus manos, a aquellas personas pelando patatas, a otras que cargaban tinajas de agua, otras que guiaban rebaños de ovejas, niños jugando, personas riendo. En ese preciso momento una voz y una mano en su hombro le dijo: ¿Jesús, qué miras? Y Jesús le contestó: María, ese instante en el que vi lo que veo ahora: la duda, la pregunta, y lo que pasó y nunca sucedió.

 

Espíritu Santo