Toca el agua, si tu, acércate. Mira tu reflejo y observa quien te acompaña, como no estás sol@ y la luz que se refleja. Ves, no dudes, yo te observo, no temas. ¿Por qué no? Ves, ponte de rodillas y observa tu verdadero rostro, quienes te cuidan y vigilan. Ves y observa la verdad, la única y transparente verdad que no has sabido ver hasta el día de hoy. Te cojo de las manos, mírame a los ojos, siente mi amor y compañía, nunca estarás sol@. Es el momento, ha llegado la hora.
Siempre hemos estado tu y yo aquí sentados hablando, riéndonos, abrazándonos. Recuerda mirando al agua, recuerda y despierta de esta pérdida de ser, mira y reencuéntrate. Hij@ mira y toca el agua, recuerda lo que eres, recuerda la vida y deja atrás la niebla.
No temas, no tiembles, ves y acércate al agua. Yo estoy en el agua, aquí solo soy alguien que intenta ayudarte, hacerte recordar, hacerte sentir. Ves y déjate ser agua y esencia.
Una vez me preguntaste: Padre, ¿por qué en esta inmensidad solo estamos tu y yo?
Y yo te respondí: el amor es eternidad y tu formas parte de esto. Tu eres la creación del Padre y todo eres tu. Si miras en tu interior gozarás con cada una de tus creaciones, si miras fuera solo verás incertidumbre y desconocimiento, dudas, necesidad y soledad.
Acércate al agua y obsérvate.
Jesús